domingo, 30 de mayo de 2010

Voto en blanco

Algunos amigos van a votar en blanco porque a pesar de comulgar con el Ideario de Unidad del PDA, no creen que el candidato actual lo represente de manera adecuada. Esto me ha hecho reflexionar sobre lo que representa el voto blanco en términos generales, y lo que representa para una partido político que algunos de sus simpatizantes-militantes no sigan la decisión del partido sino la de su voluntad individual.
 En Colombia sólo unos pocos descontentos votan en blanco, pero considerando la cantidad de votos en blanco que se pudieron recoger en las elecciones del pasado marzo, se puede ver que los descontentos podrían, si se organizarán, tener un buen número de representantes. En España se dio un proceso de organización de partidarios del voto en blanco que al ganar escaños en los diferentes espacios los dejan vacíos y donan sus sueldos a campañas de promoción de la democracia. La adopción de tal posibilidad tiene ya una larga historia, pero sólo ha sido efectivo en Colombia en algunos casos a nivel municipal, donde las elecciones han tenido que repetirse con nuevos candidatos cuando el voto en blanco ha sido mayoritario. El voto en blanco no funciona de la misma manera en todos los países, pero en Colombia sí cuenta a la hora del cálculo del cociente electoral. En algunos países los tarjetones no marcados se consideran como votos en blanco, en nuestro caso no es así. Sin embargo en todos los países en los que se cuenta con esta opción, la libertad de opinión es garantizada a tal punto que se puede estar en desacuerdo con todos los candidatos.

Al respecto hay que señalar que tales desacuerdos, aunque probablemente se expresen mejor que los acuerdos, no tienen voz aunque tengan voto. No participan en los debates y realmente a muy pocos candidatos les preocupa que el voto en blanco tenga más votos que ellos mismos. Sus defensores tienen desventajas frente a los demás votantes como el hecho de no tener reposición monetaria por cada voto en blanco depositado, -quizá porque no hay quien devolverle ese dinero-, y el derecho a ser escuchados por la opinión pública es claramente minimizado. Si los defensores del voto en blanco participaran en los debates seguramente estos se transformarían internamente y las posiciones de los demás candidatos se cualificarían. 

Como los votantes que optan por el voto en blanco no están organizados, este tipo de garantías difícilmente serán posibles, y alguno de los candidatos presente en la contienda electoral ha de ser mejor que los demás.  
Ahora bien, cuando un partido decide votar en blanco en vez de votar por alguno de los candidatos que no pertenecen a su partido  (por ejemplo en los sistemas como el colombiano con segunda vuelta presidencial), su decisión es apropiada y valiente, y coopera en la realización de una democracia pluralista. Pero cuando desde el interior mismo de un partido de tendencias, una de ellas decide apartarse de la decisión principal del partido y va a votar en blanco porque su candidato no los representa la discusión se pone en otros términos. 

La cuestión se dirige hacia la unidad partidista. ¿Qué tipo de unidad es la de un número de tendencias que no miran hacia el mismo lado? ¿Hasta dónde cabe esto dentro de una estructura democrática al interior de un partido? Me resulta loable en términos políticos, tal es la evolución y el respeto a los principios que ha alcanzado una organización como el PDA que acepta una disidencia que habla quizá anticipadamente en primera en el lenguaje en el que debe hablar en segunda. Las distancias que se han creado con los dos posibles candidatos de la segunda vuelta harán que el voto en blanco sea la única opción ética y política para el PDA al momento de afrontar qué proyecto escoger para los próximos cuatro años.  

sábado, 29 de mayo de 2010

EL TEATRO DE LA DEMOCRACIA


Hace poco leí una invitación por facebook a no votar, porque las elecciones son el teatro de la democracia. Creo que estoy de acuerdo , la democracia tiene mucho de teatralidad y mucho de representación .
"Año con año, desde mucho antes de 1810, en estas tierras feraces y feroces se nos vive engañando con un circo llamado “Democracia” cuyo máximo evento, lleno de payasos y payasas, es el domingo en el cual mansamente va la población a depositar pedacitos de papel con las fotos de estos payasos y payasas en la creencia que las promesas de estos personajes se cumplirán y mágicamente, los problemas de la gente se cancelaran y viviremos felices y content@s[...] Por eso invitamos a la fiesta de la Abstención Activa..."
Al parecer los promotores de esta iniciativa desconocen las ventajas de la democracia, pero reconocen todas las desventajas, lo cual es desde el principio un error de método. Sin duda tienen razón cuando nos recuerdan que la historia de este país no ha dado muestras de reformas importantes provenientes de los dirigentes elegidos democráticamente, si cabe el uso de la expresión, y sí ha dado muestras de permitir muchas injusticias. Pero el tema que me convoca a escribir es la teatralidad de las elecciones. Las elecciones no son toda la democracia, de hecho en teoría es apenas la mitad de la historia, pero en Colombia es toda o casi toda. La mayoría de electores (y contribuyentes), se olvidan de sus derechos, sus garantías y sus oportunidades después de "participar" en el teatro de cada cuatro años. En términos teatrales es como si vieran el primer acto de la obra y se perdieran del resto.
Pero la teatralidad de la democracia va mucho más allá. Tiene diferentes actores, tiene diferentes escenarios, escenógrafos, y críticos, y es probable que tenga público. Me resulta problemático el que tenga un único guión y un único director. Pero no me resulta falso. Me resulta errónea la asociación entre el arte dramático y la falsedad. De hecho usualmente utilizamos la misma palabra para nombrar el ejercicio de la política y del drama: representar. Si alguien nos representa, con todos los problemas que eso trae y que han sido considerados desde diversos ángulos por reconocidos pensadores, de todas maneras nos dice algo de lo que somos, ya sea en el teatro o ya sea en la vida política.
Frecuentemente se culpa a las maquinarias de falsear el proceso democrático de las elecciones, sobre todo los que defienden el voto de opinión, pero más porque han sido construidas con dineros ilícitos (o tomados del erario público) que porque no apoyen la importante tarea de construcción de partido. La construcción de partido, salvo por  los partidos de izquierda, no es una tarea que asuma la derecha, y es por eso que es tan dolorosa la maquinaria, que es una construcción de partido, a última hora con dinero y no con ideas, de tal manera que no haya ningún tipo de cohesión ideológica sino mera opinión. Si no hay cohesión de partido como se espera que haya otro tipos de cohesión, o que haya algún tipo de control político. Este es el problema con la teatralidad sin crítica, sin criterio, sin premiar o castigar a quienes representan bien o lo hacen mal, pues ni lograrán saber qué han hecho bien o qué han hecho mal. 
La profesionalización de la política ha separado a los electores de los elegibles, ha creado todo un abismo entre los escenarios y el público y además ha creado un velo infranqueable, que muchas veces se presta para que el guión sea del gusto de los actores y no del gusto del público. Pero la invitación a la abstención no es nada nuevo, de hecho es lo que siempre ha existido. Basta con revisar el histórico de participación en Colombia. Las razones por las cuales mucha gente no vota son bien conocidas. De manera que lo realmente novedoso o revolucionario sería una gran participación y no una gran abstención como ya ha existido desde mucho antes; y es por esto que los actores hacen lo que quieren porque tienen su propio público, y a muchos ni les interesa ese circo aunque lo financien.  Prefiero votar a no votar. Aunque mis candidatos no participen de la obra. Como diría algún otro blogger, la política a veces es muy aburrida. Para mí el problema en Colombia no es tanto que haya maquinarias, sino que participen muy pocos del primer acto, y muchos menos a la hora de los demás actos.

La democracia vs los derechos

“ Pequeña fábula: érase una vez una comunidad de ovejas que hicieron una votación para definir si les convenía o no la decisión de los lob...