miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Qué tanta distopía hay en The hunger games?


Los Juegos del Hambre son una versión radical de lo que hoy conocemos como realities. Pero son un acontecimiento cuyo origen se asocia al fin de las libertades civiles de los “distritos” que “participan”, como castigo a una antigua rebelión infructuosa. La diferencia entre el modo de vida de los habitantes del distrito 12 y la de los habitantes del lugar donde se realizan los juegos es significativa. Tal diferencia es suficiente para sostener que las razones materiales para una rebelión están establecidas. Hasta hace muy poco pude ver esta película y más allá del argumento trágico-cómico del romance de los protagonistas hay un elemento  que a mi parecer ilustra muy bien una de las iniquidades que sociedades como la colombiana viven a diario. Seleccionar algunos jóvenes para que luchen en un ritual más que sacrificial por cosas etéreas.

Es imposible sostener con evidencia la existencia de una gran conspiración mediática-militar en Colombia, como la que existe en la película. Pero se acerca. Basta ver la parafernalia del desfile militar del 20 de julio y la manera como esa heroicidad se fija en las mentes de los más pequeños. ‘Tributo’, en la película, se refiere al joven que cada distrito entrega cada año para la realización de los juegos, así como las poblaciones más pobres en Colombia entregan cada año a sus jóvenes para nuestra propia versión del juego, sólo que aquí hay doble tributación, pues las poblaciones entregan sus jóvenes tanto al Ejército y sus distritos de reclutamiento como a la guerrilla y otros grupos, así como en la película, sin derecho a negarse. Una pregunta surge al comparar nuestra realidad con la ficción ¿quién se divierte con este juego? La respuesta no es evidente, pero a algún lugar tienen que ir los más de veinte billones anuales de pesos que se gastan en seguridad y defensa de parte del gobierno nacional y algún otro tanto gastado por el otro contrincante. En alguna parte deben estar los beneficiarios de la guerra en Colombia.

Nuestros juegos (nuestro conflicto armado) también son televisados. La perversión de la guerra es mostrada como si no lo fuera a través de la falsa noción de noticias que poseemos en Colombia. En nuestra realpolitik el patrocinio a unos tributos da réditos políticos, mientras que hacerlo a otros los quita. Nuestro castigo ya casi completa 70 años. Pero tampoco le desagrada mucho a la población colombiana, sólo unos cuantos se asquean por la guerra, a los demás les falta empatía. Y muchas veces a todos nos falta esa capacidad de percibir lo que el otro puede sentir en un determinado contexto, en nuestro caso, cuando uno de nuestros jóvenes se marcha a la guerra. Por eso, preguntarse por lo distópico de la película no resulta vano. Por el contrario nos acerca a una reflexión sobre la posibilidad de que llegue un día en que la muerte nos parezca completamente divertida, como si tan solo hiciera parte de un reality.      

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La democracia vs los derechos

“ Pequeña fábula: érase una vez una comunidad de ovejas que hicieron una votación para definir si les convenía o no la decisión de los lob...